El legendario director Ridley Scott, conocido por ser tan brillante como franco, ha lanzado una dura crítica contra el estado actual del cine, afirmando que la mayoría de las películas modernas son “mierda” y que, en su lugar, ha comenzado a volver a ver sus propias obras.
En una reciente charla en el BFI Southbank, el director de clásicos como Blade Runner, Alien y Gladiator no se guardó nada. “La cantidad de películas que se hacen hoy en día, literalmente a nivel global, son millones. No miles, millones… y la mayor parte es mierda”, sentenció.
Scott, de 87 años, sugirió que los efectos digitales se utilizan para “salvar y encarecer” películas que no tienen “una gran idea sobre el papel primero”. Su diagnóstico fue contundente: “Ahora mismo, estoy encontrando mediocridad, nos estamos ahogando en la mediocridad”.
“Son Bastante Buenas y no Envejecen”
La solución del director a este panorama desolador ha sido recurrir a su propio y aclamado catálogo. “Así que lo que hago —es algo horrible— es que he empezado a ver mis propias películas, ¡y en realidad son bastante buenas! Y además, no envejecen”, afirmó.
“Vi Black Hawk Down la otra noche y pensé: ‘¿Cómo demonios me las arreglé para hacer eso?'”, continuó. A pesar de su pesimismo, Scott admitió que “ocasionalmente, sale una buena [película], y es un alivio que haya alguien ahí fuera haciendo un buen cine”.
Su Visión sobre ‘Alien’ y el Fin de una Era
Scott también aprovechó para hablar de Alien, la franquicia de ciencia ficción que él mismo inició. A principios de este año, descartó volver a dirigir una película de la saga, argumentando que ya ha “hecho suficiente”.
Su opinión sobre el rumbo que tomó la franquicia también es dura. “Creo que la mía fue bastante buena, y creo que la de [James] Cameron fue buena, y tengo que decir que el resto no fueron muy buenas”, declaró. “Y pensé: ‘Joder, ese es el final de una franquicia que debería ser tan importante como Star Trek o Star Wars'”.
Las declaraciones de Ridley Scott, un maestro que ha definido géneros enteros, son un llamado de atención a una industria que, según él, ha priorizado la cantidad sobre la calidad.




