Quentin Tarantino, el aclamado y siempre polémico director, ha reavivado uno de los debates más intensos de la cultura pop, acusando a la autora de The Hunger Games (Los Juegos del Hambre), Suzanne Collins, de haber “plagiado descaradamente” la película y novela japonesa de culto, Battle Royale.
En una aparición en el podcast de Bret Easton Ellis, el director de Pulp Fiction no se guardó nada al expresar su indignación por las similitudes entre ambas historias, llegando a sugerir que se deberían haber tomado acciones legales.
“No entiendo cómo el escritor japonés no demandó a Suzanne Collins por cada maldita cosa que posee”, sentenció Tarantino. “¡Simplemente le arrancaron el maldito libro!”.
Una Trama Demasiado Familiar
La acusación de Tarantino se centra en la premisa casi idéntica de ambas obras. Battle Royale, novela de 1999 y película del 2000, narra la historia de una clase de secundaria japonesa que es secuestrada por un gobierno totalitario y obligada a luchar a muerte en una isla desierta hasta que solo quede un superviviente.
Por su parte, la saga de The Hunger Games, cuyo primer libro se publicó en 2008, se desarrolla en un futuro distópico donde adolescentes de diferentes distritos son seleccionados al azar para competir en un evento televisado de lucha a muerte, como un ejercicio de control del gobierno.
Tarantino argumenta que Collins se benefició de que los críticos literarios no estaban familiarizados con el cine de género japonés. “Los estúpidos críticos de libros no van a ver una película japonesa llamada Battle Royale, así que nunca la denunciaron”, afirmó. “Tan pronto como los críticos de cine vieron la película dijeron: ‘¡Qué diablos! ¡Esto es solo ‘”.
Una Defensa Apasionada de un Clásico de Culto
La crítica de Tarantino no es un ataque casual. El director es un admirador declarado de Battle Royale, película que incluyó en el puesto número 11 de su lista de películas favoritas del siglo XXI.
Incluso reveló que tuvo la oportunidad de ver una proyección privada anticipada de la película en Japón, por invitación directa de su director, Kinji Fukasaku, mientras él mismo buscaba locaciones para Kill Bill.
Aunque el debate sobre las similitudes entre ambas obras ha existido en círculos de fans durante años, las contundentes declaraciones de una figura del peso de Quentin Tarantino traen la controversia de vuelta al primer plano, cuestionando la originalidad de una de las sagas más exitosas de la literatura y el cine juvenil.




