Hace 15 años, la Ciudad de México tenía una asignatura pendiente: un festival masivo dedicado exclusivamente al rock, el indie y la música alternativa internacional. En 2010, esa deuda fue saldada con la primera edición del Corona Capital. Hoy, tres lustros después, el festival no es solo un evento en el calendario; es un ritual generacional, un punto de encuentro cultural y uno de los festivales más influyentes del circuito global.
El Nacimiento de un Gigante
La primera edición, en 2010, fue una apuesta audaz. Con un solo día y un cartel encabezado por los legendarios Pixies, el festival se presentó como una alternativa al Vive Latino, enfocándose en el público que anhelaba ver en un mismo lugar a las bandas que dominaban la escena anglosajona. El éxito fue inmediato y sentó las bases para un crecimiento exponencial.
En sus primeros años, el Corona Capital se consolidó como el hogar del indie y el rock alternativo, trayendo por primera vez a México a bandas de culto y a leyendas que parecían inalcanzables. Nombres como Portishead, The Strokes y The Black Keys desfilaron por sus escenarios, consolidando su reputación.
La Era de las Leyendas y la Expansión
El verdadero punto de inflexión llegó cuando el festival expandió su ambición. Creció a dos, y eventualmente a tres días, y comenzó a atraer a los nombres más grandes de la historia del rock. Las presentaciones de The Cure, New Order, Nine Inch Nails y Foo Fighters no fueron solo conciertos; fueron eventos históricos que reunieron a múltiples generaciones de fanáticos.
El Corona Capital se convirtió en el lugar donde los íconos de los 80 y 90 demostraban su vigencia y donde las nuevas leyendas del siglo XXI se consagraban. Pasó de ser un festival de nicho a una cita obligada en el calendario musical internacional.
Más que un Festival, un Destino Turístico
Hoy, el Corona Capital es un fenómeno que trasciende la música. Se ha convertido en un motor turístico que atrae a visitantes de todo el mundo. Datos recientes indican que más del 40% de sus asistentes provienen de otros estados de la República o de otros países, convirtiendo a la Ciudad de México en un destino de peregrinación musical cada noviembre.
Su propuesta ha evolucionado para ofrecer una experiencia integral que incluye una curaduría gastronómica de primer nivel, instalaciones de arte y un compromiso con la sostenibilidad, respondiendo a las demandas de una audiencia global y sofisticada.
Para su 15ª edición, el festival no solo celebra un cartel impresionante, sino su propio legado. Se ha transformado en la “capital de los recuerdos” para miles de personas, un espacio donde la banda sonora de sus vidas cobra vida durante tres días mágicos. A 15 años de su inicio, el Corona Capital no solo trae la música del mundo a México; le muestra al mundo cómo México vive la música.




