“Es como la lluvia en el día de tu boda…”. Durante casi 30 años, esa frase ha sido el epicentro de uno de los debates más divertidos de la música pop: ¿los ejemplos en la canción “Ironic” de Alanis Morissette son realmente irónicos? Ahora, la propia artista ha abordado la controversia con una respuesta tan genial como se podría esperar de ella.
En un nuevo episodio de la serie Words + Music, la cantante canadiense de 51 años reflexionó sobre la intensa reacción que generó su éxito de 1996, admitiendo la gran ironía detrás de toda la polémica.
“La gente se sintió realmente ofendida por el malapropismo, o como se llame la palabra”, recordó Morissette. Y luego soltó la bomba: “Soy una lingüista. Estoy obsesionada con la lingüística. También me encanta inventar palabras, y tampoco me importa”.
“Soy 90% Policía de la Gramática, esa es la Verdadera Ironía”
La confesión de que una “obsesionada con la lingüística” cometió uno de los errores gramaticales más famosos de la historia del pop es, en sí misma, perfectamente irónica. Y ella lo sabe.
“Soy 90% policía de la gramática, que es la verdadera ironía. Y el otro 10%, realmente no podría importarme menos. Creo que el 10% ganó en esa canción“, concluyó.
La Canción que Casi Queda Fuera del Álbum
En la entrevista, Morissette también hizo una revelación sorprendente: “Ironic” estuvo a punto de no ser incluida en su legendario álbum .
“En un momento, no quería la canción en el disco, porque pensé que era, a falta de un término mejor, nuestro calentamiento”, explicó. Aunque le encantaba la canción, sentía que era una de las últimas que escribió antes de adoptar un enfoque más “profundamente autobiográfico” para el resto del álbum.
La Última Risa de una Leyenda
Al final, la “policía de la gramática” no pudo detener un fenómeno. Jagged Little Pill vendió casi 20 millones de copias, ganó cuatro premios Grammy, incluyendo Álbum del Año, y “Ironic” recibió una nominación a Grabación del Año.
La respuesta de Morissette no es solo una anécdota divertida; es una lección sobre la creatividad. Demuestra que, a veces, el arte no se trata de la perfección técnica, sino de la emoción cruda y la conexión humana, incluso si en el proceso, se rompen un par de reglas gramaticales.




