¿Por qué tu cuerpo necesita llorar, incluso si no estás triste?
Las lágrimas cumplen múltiples funciones psicológicas. Las lágrimas actúan como un indicador físico de nuestro estado emocional interno, y ocurren cuando sentimos una tristeza intensa o una alegría intensa. Dentro de nuestro cerebro, las emociones fuertes activan la red autonómica central.
Esta red se compone de dos partes: el sistema simpático (que activa nuestra respuesta de lucha o huida cuando percibimos peligro) y el sistema nervioso parasimpático, que devuelve al cuerpo a un estado de calma.
Las emociones fuertes activan la parte simpática de este sistema, pero cuando lloramos se activa la parte parasimpática, haciéndonos sentir mejor.
¿Qué sucede cuando estamos estresados o cansados?
Estamos entrenados desde una edad temprana para controlar nuestras emociones, con tiempos socialmente sancionados para expresar emociones, absteniéndonos de demostraciones físicas de emociones negativas. Por ejemplo, llorar durante una película triste está bien, pero llorar en el trabajo generalmente se considera menos aceptable.
La corteza prefrontal, o la parte fría y pensante de nuestro cerebro, responden a las señales emocionales emitidas por la red autónoma central, ayudándonos a regular la respuesta emocional para lidiar con nuestras emociones de manera controlada. La corteza prefrontal es como el procesador principal de su computadora, administrando tareas para mantener el buen funcionamiento del sistema.
Desafortunadamente, cuanto más estresados y cansados estamos, o si experimentamos períodos prolongados de dolor físico o emocional, el sistema simpático permanece activado. La corteza prefrontal se ve abrumada, como una computadora que tiene demasiados programas ejecutándose a la vez.
El cerebro se vuelve menos capaz de regular nuestras emociones de la manera esperada, lo que resulta en respuestas emocionales visibles, como lágrimas o arrebatos de ira. Es posible que ni siquiera nos demos cuenta de lo abrumados que estamos hasta que las lágrimas corren por nuestro rostro después de un incidente o experiencia aparentemente menor.
Algunas personas son más propensas a llorar que otras. Las mujeres tienden a llorar más que los hombres, aunque no está claro hasta qué punto esto se debe a aspectos biológicos frente a las expectativas de la sociedad. Las personas que obtienen una puntuación alta en los rasgos de personalidad de empatía o neuroticismo tienen más probabilidades de llorar con más frecuencia.
El llanto excesivo también puede ser una indicación física de depresión, ya que el cerebro está abrumado por el dolor emocional.
¿Cuál es el punto de las lágrimas?
Más allá de las razones psicológicas, las lágrimas juegan varios roles sociales. Incluso si nuestra sociedad puede desaprobar las expresiones fuertes de emociones, las lágrimas en realidad ayudan a crear y mantener lazos sociales. Las lágrimas pueden actuar como un grito de ayuda, mostrando visiblemente a los demás que no estamos bien y que necesitamos apoyo.
Las lágrimas a menudo generan sentimientos de simpatía en los demás, ayudándonos a conectarnos con ellos. Las lágrimas también pueden ocurrir cuando sentimos una profunda simpatía por otra persona, llorando junto con ella, lo que fortalece aún más los lazos sociales.
Más allá de las razones psicológicas y sociales, también existen razones físicas para las lágrimas. Por ejemplo, cuando estamos cansados, trabajamos duro para mantener los ojos abiertos, lo que los seca. Nuestros cuerpos producen lágrimas para contrarrestar la sequedad, manteniendo los ojos húmedos para que podamos ver con claridad.
Los ojos llorosos también son comunes en enfermedades respiratorias como el resfriado, la gripe y el coronavirus. Cuando tenemos una infección en el cuerpo, los glóbulos blancos se movilizan para combatir el bicho. Estos glóbulos blancos adicionales pueden inflamar los vasos sanguíneos del ojo, lo que hace que los conductos oculares se obstruyan y provoquen lágrimas.
Las lágrimas son una parte natural del funcionamiento humano. Especialmente con las presiones que han traído los últimos años, a veces no hay nada mejor que un buen llanto para aliviar las emociones abrumadoras.
Pero si te das cuenta de que lloras en exceso, podría ser útil hablar con tu médico acerca de las posibles causas físicas o psicológicas.