Las batallas que ellas ganaron… y las que aún faltan en la música

El talento femenino ha iluminado la música durante décadas con canciones que marcaron generaciones y rompieron estereotipos. Pero aunque sus voces han hecho historia, la industria musical ha sido, y sigue siendo, un terreno desigual. Las mujeres han ganado algunas batallas, pero la lucha por la igualdad en premios, festivales y representación aún no termina.

Un espacio que se pelea canción por canción

Aunque hoy es más común ver a mujeres liderando las listas de éxitos, los números siguen siendo alarmantes. Entre 2012 y 2023, solo 23% de los artistas en el top 100 de Billboard eran mujeres. Y detrás de los escenarios, la cifra es aún más baja: solo 2.8% de los productores son mujeres.

En festivales como Glastonbury o Coachella, las artistas principales siguen siendo minoría. Hasta 2024, solo 13% de los headliners en Glastonbury han sido mujeres.

Premios… pero con cuentagotas

Los premios de la industria tampoco han sido justos con ellas. En los 80 y 90, pocas lograban ganar las categorías principales a pesar de tener discos icónicos.

Lauryn Hill fue la primera mujer en ganar Álbum del Año en los Grammys con The Miseducation of Lauryn Hill… pero tuvieron que pasar 20 años para que otra mujer lo lograra como solista (Kacey Musgraves en 2019).

Sinead O’Connor rechazó su Grammy como protesta, pero su mensaje sobre la hipocresía de la industria sigue siendo igual de vigente.

Tori Amos fue nominada a 8 Grammys en su carrera, pero nunca ganó ninguno.

Canciones que fueron una protesta en sí mismas

A pesar de la desigualdad, hubo canciones que se convirtieron en himnos para alzar la voz:

Taylor Swift con The Man es una canción que habla sobre el doble estándar de género y cómo la sociedad percibe el éxito de hombres y mujeres de manera distinta. La letra imagina cómo sería su vida si fuera hombre, destacando que sus logros serían vistos con más admiración y menos críticas.

Swift critica cómo las mujeres suelen ser etiquetadas como “mandonas” o “ambiciosas”, mientras que los hombres con las mismas actitudes son celebrados. La canción es un himno de empoderamiento que denuncia la desigualdad de género con un tono irónico y sarcástico.

El video oficial refuerza el mensaje mostrando a Taylor disfrazada de hombre para evidenciar cómo se comporta y es tratado alguien con privilegios masculinos.

Es una de las canciones más icónicas de su disco Lover (2019) y se convirtió en un símbolo feminista dentro de su discografía.

Tori Amos con Me and a Gun, una confesión brutal sobre la violencia sexual basada en su propia experiencia.

Sheryl Crow con A Change Would Do You Good, donde denunciaba la superficialidad de la sociedad y la falta de oportunidades para las mujeres.

The Cranberries con Free to Decide, una declaración de independencia femenina con Dolores O’Riordan alzando la voz.

¿Y qué falta por ganar?

Aunque cada vez hay más voces femeninas en la música, la desigualdad persiste. La mayoría de las listas de éxitos, festivales y premios siguen dominados por hombres.

Iniciativas como Keychange han impulsado la paridad de género en festivales, pero falta mucho para que las mujeres ocupen los mismos espacios y oportunidades que los hombres.

La música no sería la misma sin ellas

Las mujeres han cambiado la historia de la música, pero la industria sigue en deuda con ellas. Cada canción, cada álbum y cada premio es una batalla ganada… pero la lucha por la igualdad continúa.

Mientras haya desigualdad, siempre habrá una voz lista para romper el silencio.

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